Han pasado ya treinta años desde la última promulgación del contrato social entre el pueblo colombiano y el gobierno nacional suscrito el 4 de julio de 1991, debido a la situación que vive actualmente el país muchos exigen que se aplique estrictamente lo escrito en la constitución de 1991 o se llame a una nueva Asamblea Nacional Constituyente para revisar la carta magna.

A lo largo de su historia Colombia ha tenido diez cartas políticas y aun cuando la constitución política de 1991en su preámbulo está invocando la protección de Dios y en su artículo N° 192 el presidente electo de la república al momento de tomar posesión hace el juramento donde enuncia “Juro a Dios y prometo al pueblo cumplir fielmente la Constitución y las leyes de Colombia”. Entonces la gran incertidumbre es porque no se cumple a cabalidad este compromiso, será que en el corazón humano está gobernando el egoísmo sobre todo el económico y no prevalece el interés general del pueblo que los elige y lo que está plasmado en la misma constitución política de Colombia.

Por lo tanto, esta es una de las razones primordiales por la cual se debe pensar en revisar nuevamente cada uno de los artículos de la constitución nacional de 1991, para determinar cuáles artículos no se están cumpliendo a totalidad, cuáles se deben ajustar, modificar o eliminar y de esta forma estar alineado con la nueva realidad política, social, ambiental y económica que vive el país.

Es apremiante que se escuche las diferentes voces, propuestas y necesidades del pueblo, además, que estas sean sopesadas y evaluar si deben ser incluidas o tal vez no en la actualización y depuración de la constitución. Pero que la nueva constituyente sea realizada por el pueblo y para el pueblo, con el fin de evitar que unos pocos dirigentes políticos con ciertos intereses le metan mano en pro de sacar beneficios o ventajas políticas y económicas.

Por otro lado, están los que opinan que la constitución política de 1991 no requiere ningún cambio, que se necesita es hacerla valer exigiendo su total cumplimiento a los gobernantes, asimismo, promulgar leyes que castigue a los corruptos. Si bien es sabido que los actuales dirigentes gobiernan mal y son responsables de muchas de las leyes amañadas y del no cumplimiento de la constitución, también nosotros como electores activos cae parte de esa responsabilidad por no saber discernir al momento de elegir y no ejercer el derecho al voto de forma obligatoria y responsable, dejando esta obligación o responsabilidad en manos de unos pocos votantes, como también de no ejercer la respectiva auditoria que nos da por derecho la carta magna como veedores para el acatamiento de esta misma.

Además, tener en cuenta que el cambio debe ser primeramente de manera personal, cambiar nuestra forma de pensar y educarnos más en los temas políticos del país, hacernos responsables del futuro de la nación y no simplemente escudarnos o excusarnos en las decisiones que otros tomen por nosotros y así culparlos a su vez por la pésima administración.

En definitiva, los dirigentes, gobernantes y futuros lideres políticos deben tener presente que la constitución es de obligación cumplimiento, promover esa conciencia y responsabilidad social para todos los ciudadanos, con el fin de lograr que gobiernen para el pueblo y con el pueblo, y no simplemente a los intereses particulares de unos pocos, es compromiso de todos construir un mejor país hacia las futuras generaciones y conseguir ese cambio anhelado.