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Caos climático mundial: ¿Adaptarse o Morir?
Escrito por: Jairo Puente Bruges.
Ingeniero Químico de la Universidad del Atlántico.
Especialización en Procesamiento de Petróleo y Gas del Instituto de Petróleos de Rumania.
Doctorado Toxicología Ambiental de la Universidad de Cartagena.
Premio al periodismo Silvia Galvis. Categoría trayectoria. Agosto 26/ 2020.
Docente Química Ambiental, diciembre 4 de 2021.
Unas semanas antes de iniciarse la Conferencia Climática mundial COP26 (Glasgow, Escocia, Reino Unido), la Agencia de Medio Ambiente (EA, Environment Agency) del Reino Unido público un informe (octubre 13/2021) en el que le advierte al gobierno que el dilema es “Adaptarse o morir” (1). La EA señala que “la adaptación, volverse resistente a los efectos del cambio climático, es tan vital como la mitigación”.
Es decir, en forma paralela a las acciones para reducir las emisiones de gases de invernadero, controlar la deforestación y otras medidas para evitar que el planeta llegue a un desastre climático, es necesario adelantar proyectos orientados a adaptarse a los cambios climáticos que ya se han registrado. Como resultado de la masiva emisión de gases de invernadero y el consiguiente aumento de su concentración en la atmósfera terrestre.
Un reciente informe de Naciones Unidas (ONU Medio Ambiente, octubre 26/2021) advierte: “El planeta se encamina a un “catastrófico aumento” de 2,7 grados centígrados, porque no recortamos las emisiones. Si no reducimos las emisiones actuales a la mitad, el mundo asistirá a un peligroso aumento de la temperatura global de -al menos- 2,7°C este siglo”. El informe “pide que el mundo despierte ante el peligro al que nos enfrentamos como especie” (2).
Tuve la oportunidad de asistir a la Conferencia Climática COP 21 (fotos 1 y 2) realizada en Paris en el año 2015. En esta cumbre, los países asistentes acordaron reducir notablemente las emisiones de gases invernadero; para limitar el aumento de la temperatura global por debajo de 1,5°C con relación a la llamada era preindustrial (Acuerdo de París). Por ello, un aumento de 2.7 ºC para 2100 podría llevar al mundo a una “catástrofe climática” que podría amenazar la supervivencia de la especie humana. En la inauguracion de la Conferencia Climática COP 26, el primer ministro británico advirtio que "el mundo está al borde de un cataclismo".
La citada publicación de la EA (1) anota que “un clima más extremo provocará un aumento de las inundaciones y sequías, aumentos del nivel del mar de hasta 78 cm para la década de 2080 y suministros públicos de agua que necesitarán más de 3.400 millones de litros adicionales de agua por día para 2050”. La presidenta de la EA señalo que “Unas 200 personas murieron en las inundaciones de este verano en Alemania. Eso sucederá en este país (Reino Unido) tarde o temprano, por muy altas que construyamos nuestras defensas contra inundaciones, a menos que también hagamos que los lugares donde vivimos, trabajamos y viajamos sean resistentes a los efectos del clima más violento que trae la emergencia climática. Es adaptarse o morir. Con el enfoque correcto, podemos estar más seguros y ser más prósperos. Así que preparémonos, actuemos y sobrevivamos”.
Por lo mismo, el informe de EA ha instado “a los gobiernos, las empresas y la sociedad a adoptar e invertir en la adaptación, en lugar de vivir con los costos de la inacción”.
Es que todos los estudios científicos -acreditados e independientes- coinciden en que el mundo avanza a un impredecible escenario climático, que no es un evento del futuro, sino que ya lo está padeciendo el mundo. En Colombia, el aumento del nivel del mar ya es visible en ciudades como Cartagena, donde han desaparecido algunas playas y aumentan las inundaciones en zonas urbanas; incluido el sector histórico amurallado. Para completar, una publicación de Basic Cartagena (BC) señala que -además del aumento del nivel del mar- la ciudad tiende a hundirse en el suelo; pues muchas partes de la ciudad están sobre sedimentos profundos que tienen emanaciones de gas (diapiros). Tanto en la parte submarina de la bahía, como en algunos sitios de tierra firme (3).
La situación es más complicada en islas como Providencia, muy afectada por el paso de huracán Iota, en noviembre del 2020. Uno de los efectos del cambio climático, es el aumento de la frecuencia e intensidad de huracanes; de ahí que habría que pensar en proyectos para adaptarse a estos crecientes fenómenos en zonas costeras.
En otras islas la situación es igual o más complicada. Un artículo de la BBC se titula: “el país que se está preparando para su posible desaparición. E informa que durante la COP 26, un ministro de Tuvalu, una nacion isleña del Pacifico: "pronunció su discurso de pie con traje y corbata sumergido hasta las rodillas en el agua de mar -en un sitio que años atrás era un terreno seco- para llamar la atención sobre las naciones insulares amenazadas por el aumento del nivel del mar”. "Nos estamos hundiendo, pero lo mismo le pasa a todo el mundo". “No nos quedaremos de brazos cruzados mientras el agua sube a nuestro alrededor. Además, el agua de mar salada ha penetrado los depósitos de agua dulce de los pozos; que abastecen algunas islas. Por lo que “básicamente dependemos solo del agua de lluvia", dijo el Ministro de Tuvalu. (4).
Como es conocido, el caos climático no afecta solo a las regiones costeras, sino también el interior de los países; donde las inundaciones, sequías y otras emergencias asociadas al caos climático aumentan cada año. El ultimo informe del Panel Intergubernamental del Cambio Climático (IPCC) señala: “Todas las regiones experimentarán más repercusiones del cambio climático”. Algunas incluso serán “irreversibles durante siglos o incluso milenios” (5).
También existen factores locales que pueden agravar el fenómeno global. En el caso de Bucaramanga, la temperatura ha aumentado en las últimas décadas (6). Esto podría ser atribuido al calentamiento global pero también hay que considerar que un estudio de la Universidad de Graz (Austria) comprobó que en Bucaramanga existe una isla de calor ocasionada por la deforestación urbana (7). Este es un fenómeno local relacionado con la deforestación urbana. Bucaramanga -la antigua Ciudad de los Parques- solo dispone de 2.51 metros cuadrados de espacio público verde por habitante (Área Metropolitana).
Cifra inquietante si se recuerda que lo mínimo recomendado por la Organización Mundial de la Salud son 9- 10 metros cuadrados por habitante; lo recomendado 15 m2/hab. Algunas ciudades europeas tienen más de 50 m2 por habitante de espacios públicos verdes.
Por lo mismo y más, en la reciente Conferencia Climática COP 26 algunos países se comprometieron con proyectos para mitigar el cambio climático, pero también con acciones orientadas a adaptarse a los cambios que ya se han registrado.
Por ejemplo, el gobierno del Reino Unido (8) señalo que “está comprometido con la adaptación y la mitigación. Dos de los principales objetivos del gobierno en la COP26” son:
- “Asegurar el cero neto global para mediados de siglo para mantener 1,5 grados al alcance. Se les pide a los países que presenten ambiciosos objetivos de reducción de emisiones para 2030 que se alineen con alcanzar el cero neto a mediados de siglo. Para cumplir con estos objetivos exigentes, los países deberán acelerar la eliminación del carbón, reducir la deforestación, acelerar el cambio a vehículos eléctricos y fomentar la inversión en energías renovables”.
- “Adaptarse para proteger comunidades y hábitats naturales. El clima ya está cambiando y seguirá cambiando incluso a medida que reduzcamos las emisiones, con efectos devastadores. En la COP26, debemos trabajar juntos para permitir y alentar a los países afectados por el cambio climático a: proteger y restaurar los ecosistemas, construir defensas, sistemas de alerta e infraestructura y agricultura resilientes para evitar la pérdida de hogares, medios de vida e incluso vidas”.
En el caso de Colombia, la ley 1931 de 2018 (9) establece “directrices para la gestión del cambio climático”. La Ley incluye el tema de “Mitigación de Gases de Efecto Invernadero” y también “Adaptación al cambio climático”. Esta adaptación es definida como: “el proceso de ajuste a los efectos presentes y esperados del cambio climático”. Así mismo, se tramita en el Congreso el proyecto de Ley de Acción Climática. Esta ley “promueve la creación, ejecución y financiación de acciones para mitigar el impacto ambiental del país y sus emisiones de gases de efecto invernadero. Algunas de sus iniciativas son: “reducir a cero la deforestación, y reducir en un 51 % la generación de toneladas de dióxido de carbono” (10).
Esperemos que la aplicación de la legislación citada -y otras- se orienten al desarrollo de acciones concretas y masivas relacionadas con la reducción de emisiones de gases de invernadero (mitigación) y con la adaptación al cambio climático. Lo anterior -y otras consideraciones de carácter social y económico – deberían llevar a aplicar cambios de fondo en el insostenible antimodelo de desarrollo que sigue Colombia. Antimodelo que no se ajusta a los 17 Objetivos de Desarrollo Sostenible acordados en Naciones Unidas en el año 2015.
Foto 1. Conferencia Climática COP 21, Paris, año 2015.
Foto 2. Conferencia Climática COP 21, Paris, año 2015. Sala de Exposiciones de proyectos relacionados
Bibliografía
1https://www.gov.uk/government/news/adapt-or-die-says-environment-agency
2https://news.un.org/es/story/2021/10/1498972
4https://www.bbc.com/mundo/noticias-internacional-59393226
5https://www.ipcc.ch/report/ar6/wg1/
8https://www.gov.uk/government/news/adapt-or-die-says-environment-agency
9https://www.minambiente.gov.co/cambio-climatico-y-gestion-del-riesgo/estrategia-2050/