Ética y política

Por: Jean Pablo Duarte Vega

Luego del vencimiento del período de modificación de candidaturas por renuncia o no aceptación de estas, fueron 2835 los candidatos que quedaron inscritos para participar en las elecciones al congreso de la república, al senado de la república quedaron finalmente inscritos 934 candidatos, que conforman 25 listas, así: por la circunscripción nacional, 16 listas conformadas por 912 candidatos...


Escrito por: Jean Pablo Duarte Vega.
Abogado y Especialista en Derecho Constitucional de Uniciencia.
Tecnólogo en Criminalística.


Luego del vencimiento del período de modificación de candidaturas por renuncia o no aceptación de estas, fueron 2835 los candidatos que quedaron inscritos para participar en las elecciones al congreso de la república, al senado de la república quedaron finalmente inscritos 934 candidatos, que conforman 25 listas, así: por la circunscripción nacional, 16 listas conformadas por 912 candidatos; y por la circunscripción indígena, 9 listas integradas por 22 aspirantes, después de transcribir estos datos estadísticos, procedo a plasmar algunas letras relacionadas con el acontecer político regional y nacional en este año electoral, las cuales nos debe llevar a pensar en el actuar de los candidatos a las diferentes corporaciones legislativas que se realizaron en el mes de marzo del presente año y en las que se realizaran próximamente para elegir quien regirá los destinos de nuestro país por los siguientes años.

Claramente la historia ya nos lo ha demostrado con creces, qué, la fidelidad de su actuar una vez elegidos y en la gran mayoría de casos, es discordante con lo discurseado y prometido en la campaña electoral y la pregunta que queda en el tintero o en la nube por direccionar tiempos modernos es: fuimos paradójicamente, nuevamente engañados o simplemente así es la malsana política, o realmente estamos padeciendo escasez de personajes que avizoren lo que el ciudadano del común requiere en sus representantes; alguien que sea coherente, que legisle realmente en beneficio social del conglomerado y no escasamente pensando en beneficios personales y particulares.

Evoquemos a Kennedy ilustre presidente norteamericano, cuando dijo en tono de advertencia para el futuro, con incuestionable preocupación y a la vez de reproche, que la intimidación sobre los ciudadanos estaba tomando el lugar de la opción libre en el mundo de aquellos años, han pasado ya varias décadas de esta reflexión y pareciera ser que las cosas institucionales en cuanto a la ética y el quehacer de la política nacional y regional no se plantean en términos diferentes, dado que en el común del elector y de la ciudadanía en general, persiste aún bastante desconfianza en sus instituciones y obviamente en los encargados de dirigirlas. Pero Kennedy sostenía que esas situaciones de seria gravedad para la esencia de la sociedad norteamericana y del mundo, respecto de la libertad podían estar prefigurándose en movimientos velados, con característica secretista desde las sombras, y que, en todo caso, su remedio debía consistir en generar una gobernanza donde todo debía comunicarse por la prensa y otros medios a la sociedad en pleno, como garantía objetiva de la libertad. Es decir, sostener a toda costa el debate público y el flujo libre de las opiniones referidas a las vicisitudes del transcurso social, algo que hoy en día y por medio de las redes sociales se está realizando a cabalidad, pues la gran mayoría de escándalos en temas referentes a corrupción son destapadas y puestos en conocimiento por destacados periodistas, personajes del acontecer nacional y/o ciudadanos del común que a través de los medios tecnológicos las denuncian, las hacen notorias y visibles para todos, pero para completar la paradoja en la mayor parte de los casos denunciados y cuestionados son muy pocos los responsables sentenciados y obligados a reparar los daños cometidos en contra de sus directos electores y del erario y vuelve a quedar en el aire el sinsabor, de si realmente la política es el arte de servir al pueblo o es algo, en lo que unos pocos la han convertido, la politiquería el arte de servirse del pueblo.

Para verdades el mismo tiempo y esté será el encargado de demostrarnos en unos pocos meses si realmente el ejercicio realizado este año por muchísimos compatriotas fue realmente hecho de manera correcta o si por el contrario seguimos equivocándonos al elegir y seguiremos siendo una débil democracia que a pesar de tantos acontecimientos históricos, no cambia y está condenada a perpetuidad a sufrir los desmanes de unos pocos irracionales que no realizan fielmente las labores encomendadas por el electorado, con la debida ética, honestidad y pulcritud que el ejercicio de la política requiere en estos tiempos de modernidad.


 

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