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El estado de la justicia disciplinaria IA
Escrito por: Fernando Aurelio Guerrero Cárdenas.
Doctor en Derecho Universidad Externado de Colombia.
Magister en Litigio Internacional DH y DIH.
Especialista en Derecho Constitucional, Especialista en Derecho Administrativo.
Docente Uniciencia, Especialización Derecho Constitucional.
Las perspectivas futuras que ofrecen las tecnologías de inteligencia artificial (IA) para mejorar la detección de posibles actos de corrupción en la gestión pública, así como el ejercicio del control disciplinario, abren ventanas a lo que será la justicia disciplinaria. Por tanto, es indispensable abrir espacios de evaluación sobre las implicaciones de la apertura a las herramientas IA, a sus beneficios potenciales con la implementación de algoritmos de seguimiento a la corrupción, que operan en nanosegundos, al igual que al proceso mismo. Por eso es vital explorar el papel que la inteligencia artificial puede tener en el futuro del derecho disciplinario.
Una aproximación inicial debe ser sobre el diagnóstico del estado de la Justicia disciplinaria en Colombia, lo cual es bien importante para poder detallar los desafíos significativos que enfrenta tanto para aprovechar el aporte de detección temprana de posibles indicios de corrupción en la gestión pública, como para potencializar el proceso disciplinario. Abordado ello, puede realizarse una evaluación de la influencia de la inteligencia artificial en cada una de esas áreas detectadas y cuáles serían los actos, momentos y etapas donde deben considerarse su implementación para mejorar la eficiencia, transparencia y claridad en un proceso disciplinario. Así, la implementación de algoritmos de seguimiento a la corrupción, junto con la optimización de varios momentos decisionales del proceso con el uso de la IA, podrían ser fundamentales para fortalecer el sistema de justicia disciplinaria y garantizar un control que esperan todos los ciudadanos.
Una inteligencia artificial podría identificar riesgos de corrupción en nanosegundos mediante el análisis de grandes volúmenes de datos en tiempo real. Para lograrlo, podría analizar el Bigdata para arrojar listas de patrones anómalos en datos específicos, como declaraciones de renta, incrementos patrimoniales, contrataciones con parentescos, denuncias tempranas en materia contractual, entre otros, que puedan indicar posibles actos irregulares y de corrupción, como transferencias de dinero inusuales o pagos no justificados. Una minería de texto puede examinar documentos, correos electrónicos y mensajes, la IA detectaría palabras o frases clave asociadas con prácticas corruptas, también podría identificar relaciones sospechosas entre funcionarios, revelando posibles acuerdos ilícitos. Los datos biométricos pueden ser analizados por la IA identificando patrones de comportamiento y movimientos de individuos para detectar actividades inusuales o no autorizadas que podrían estar relacionadas con actos de corrupción.
Al utilizar la IA en un juicio ético-disciplinario, las autoridades disciplinarias podrían contar con herramientas avanzadas para analizar, instruir, investigar y presentar sus argumentos de manera más clara, coherente y certera. En conclusión, la implementación adecuada de la inteligencia artificial en la justicia disciplinaria podría marcar un antes y un después en el control externo e interno. Con el uso de algoritmos se podrían reducir tanto las prácticas ilegales como agilizar el proceso de impartición de justicia. Además, el acceso a la justicia disciplinaria y la transparencia en los procedimientos podrían mejorar significativamente, contribuyendo a los fines del derecho disciplinario. La carrera comenzó, y seguramente al finalizar esta década la inteligencia artificial en la justicia tendrá un techo, por tanto, es esencial que las autoridades y académicos del derecho disciplinario en Colombia se preparen para adoptar estas tecnologías. Se deberán establecer marcos regulatorios sólidos que garanticen que su uso es ético y que la justicia no se verá afectada. Además, se debe promover la capacitación y actualización constante de los profesionales del derecho para que estén preparados para utilizar la inteligencia artificial de manera efectiva y ética en la práctica.
Las perspectivas son prometedoras para mejorar la detección de corrupción en la gestión pública y optimizar el control disciplinario. Si se implementa de manera adecuada, la IA puede contribuir a una justicia más imparcial, eficiente y transparente, protegiendo con mayor vigor los fines del Estado.