El ser humano está ahora, más acosado que nunca de innumerables “gurús” “expertos” “falsos profetas” “maestros” con diversidad de nombres, razas, credos y color, que hasta el más presumido de sencillo y humilde se atreve a dar la fórmula precisa para lo que se quiera, no es sino navegar unos cinco minutos en las redes sociales y se encontrara con la mágica recomendación para volverse millonario, exitoso, esbelto, saludable, hasta le prometen el número ganador con el elixir de la eterna juventud, casi siempre de la “eterna ignorancia”, con este manejo del tiempo, del gusto y de los intereses, se ha provocado para el mismo ser humano un alejamiento de la búsqueda de la esencia, y de lo fundamental; es decir ni se logran identificar los elementos esenciales en los procesos de la vida y de la sociedad, ni se está de acuerdo en lo fundamental que unifique y equilibre fuerzas; cayendo una y otra vez en un eterno conflicto con diversos grados de agresión y violencia, ya sea de naturaleza personal, familiar, o social o también en la llamada polarización, y es lo que ha pasado con el tema propuesto de la ética y la política, parece que no hay ni de la una, ni de la otra, las dos de forma amigable la una hacia la otra permanecen sentadas en la banca del parque, viendo pasar el amanecer y/o el atardecer de la vida de los seres humanos solos o en sociedad; la ética se quedó en la catedra, en los libros, en los ensayos, en el recuerdo de algunos académicos, en los buenos propósitos…etc. y la política, en lo mismo y más en el discurso o la ostenta cualquier ciudadano que se cree y autonombra “el nuevo mesías y político salvador”; por esa mezcla de tantas opiniones de unos y otros se trata hoy de rescatarlas de esa especie de laberinto oscuro o de la locura colectiva que las recuerda cuando conviene y las olvida cuando son exigentes y puedan ser devueltas a la educación, a la formación de los niños, niñas, jóvenes y a la reeducación de adultos. Cito a Eckhart Tolle quien en su video “Tu tarea ahora es no ser parte de la locura¹ […] expresa: Los humanos están pensando todo el tiempo, excepto en el sueño sin sueños y luego la vida se pone más y más difícil y vez más noticias en la televisión o como sea que se llamen las noticias ya no son las noticias son solo opiniones, es solo una manipulación estúpida y las ves y eres arrastrado hacia eso y crees que todo es tan real y luego aparece la ansiedad, el enojo, el sufrimiento y como humanos, al aumentar el sufrimiento, la motivación para despertar en muchos humanos también aumenta y luego, el estado de consciencia con el que te encuentras la situación externa cambia, eso quiere decir, como la forma en que experimentas una situación externa, cambia. Lo que sucede después a nivel externo es también en gran medida determinado por tu estado de consciencia en el momento presente. Es así como cada ser humano va sumando con lo que va viviendo, si vivo en la ignorancia, sumo ignorancia y si vivo en la sabiduría, justicia, ética sumo sabiduría, justicia, ética.

Hay un pasaje de la Sagrada Biblia² que es fuerte, a propósito de dar frutos, de ser de provecho para la sociedad, de ser ético, estadista, honorable, responsable, y dice […] “uno tenía una higuera plantada en su viña, y fue a buscar fruto en ella, y no encontró. Dijo entonces al viñador: “Ya ves: tres años llevo viniendo a buscar fruto en esta higuera, y no lo encuentro. Córtala. ¿Para qué va a ocupar terreno en balde?”[...] se sabe que el viñador intercedió por la higuera otro tiempo igual, pero en nuestro tiempo ¿Qué hacer ante el ignorante?³, a quien no hay forma de “cortar” y se reproduce más, y es quien llega a gobernar un vasto territorio, a administrar una institución pública, a dirigir una empresa, a formar una familia, a decidir por miles y miles de seres humanos hasta convertirse en su opresor?…etc. ¿Seguirá ocupando terreno en balde? ¿Qué hacer con el político y el ciudadano sin ética? y ¿Qué hacer con la ética desaparecida de la política? Hay que cambiar, investigar, reaprender, reflexionar, estudiar, y como exigía el Sabio Sócrates “conócete a ti mismo” que para él era poseer la sabiduría moral, para profundizar en éste tema les recomiendo el texto de Platón Apología de Sócrates, en su tercer título Alcibíades, expone como es fundamental el conseguir y conservar la justicia y la sabiduría, sin las cuales la política y la ética no subsisten. Es decir, no se puede conformar el ser humano, con seguir como esta, mediocre y haciendo lo mismo, si eso no construye, ni edifica la vida misma y la sociedad. ¿Será que seguirá el ser humano arando en el desierto o volviendo a dejar libre a Barrabas?

Para cerrar el texto, dado que en estos temas ni se concluye, ni se finaliza; porque son sorprendentes y dinámicos como la vida; vivos y relacionales como el ser humano, frescos como la aurora y el roció de la mañana, siempre en espera de ser tratados con firmeza y gentileza; disciplina y práctica; y con respeto; recordar que el ser humano es perfecto, entero y completo; pero no está viviendo, está sobreviviendo; no está formándose humano, justo, libre, solidario, cooperativo, sabio, se está graduando en x o y; no se conoce a sí mismo, tiene conocimiento externo de muchos temas hasta es un experto de la A a la Z, ¿pero acaso esto será lo mejor para que la ética y la política puedan dejar la banca del parque y acompañen a cada ser humano? los dejo con Lao Tse que nos regala unas líneas que uno a mi agradecimiento de siempre por seguirnos y compartir su tiempo.

Desterremos a los “expertos” y el pueblo

se beneficiará cien veces.

Rechacemos el “altruismo” y el “deber” y el pueblo

volverá a la armonía en las relaciones familiares.

Rechacemos el ingenio, desterremos el lucro

y desaparecerán los ladrones y los bandidos.

Esto solo no es suficiente.

Por eso hay que establecer unos preceptos:

Abrazar la sencillez y la integridad,

abandonar el egoísmo

y atenuar los deseos.

(Lao Tse –el libro del Tao XIX)

¹Video https://youtu.be/5RzUO_df4ac

²Sagrada Biblia, Lucas 13, 1-9

³Platón, Apologia de Alcibíades -dialogo de Sócrates: El que ignora lo que es de él, debe sin duda ignorar lo que es de los demás e ignorará por lo mismo lo propio del Estado