- Boletín 7
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La ética en la vida profesional
Escrito por:
Monseñor: Primitivo Sierra Cano
Rector: Universidad Pontificia Bolivariana Seccional Bucaramanga
La ética a través de la historia se ha considerado como un baluarte fundamental, que permite el análisis del comportamiento humano. Ella estudia las emociones, las pasiones y los deseos más profundos que alberga el corazón del hombre. En ella radican la intención, los valores y principios por los cuales se mueve el carácter y la conducta del ser humano.
La ética no actúa sola. Está amparada por la capacidad que tiene el hombre para discernir entre el bien y el mal, para diferenciar lo que le conviene, de lo que es estrictamente conveniente, para entender que no hay derechos sin deberes; que antes de exigir hay que cumplir con las normas para el bien vivir y una convivencia sana y en armonía consigo mismo, con el otro y con la naturaleza.
Somos seres en formación, ninguno de nosotros está terminado totalmente; somos seres con un alto nivel de desarrollo y promoción social, de tal modo que en nosotros recae como profesionales la responsabilidad de crear sociedades de progreso, sociedades con un alto grado de conciencia ético-crítico- reflexivo; estamos llamados a ejercer de manera autónoma una crítica no solamente analítica sino propositiva, la cual nos permita soñar con nuevas sociedades en óptima condición de moralidad y libertad.
No olvidemos que las disciplinas del conocimiento que manejamos, están al servicio del progreso social, pero por encima del conocimiento que adquirimos en la Universidad está el buen sentido, el respeto por el otro, la idoneidad en lo que hacemos; el sello que debemos dejar y mantener en cada actuación que efectuamos como ciudadanos dignos y libres.
Me permito citar a Marcus Annius Aurelius, en su Magno principio:" No es suficiente con ser bueno, hay que hacer lo que es correcto, así lo correcto no sea lo mejor para algunos o para todos. hay que hacer definitivamente lo correcto".
Nos acostumbramos a manejar el concepto de dilema y lo aplicamos a la ética; no debería existir el dilema entre hacer el bien o el mal, entre hacer lo correcto o lo indebido, entre un acto noble o un acto degradante para la condición humana; nuestra naturaleza está diseñada y orientada para el bien, para llevar una vida bella y feliz; no fuimos creados para vivir en la desgracia o en la infelicidad.
La ética está en nuestro ser, es algo propio e inherente a la misma condición humana, hace parte de nuestra naturaleza, tenemos la capacidad de discernir para optar e interpretar, por tanto, podemos hacernos cada vez más mejores seres humanos, tenemos la posibilidad de buscar la verdad y el buen sentido a través de nuestro conocimiento. Es así como la ciencia y la tecnología que cada uno de nosotros desarrolla, se coloca al servicio de la academia, del estado, la empresa y la sociedad.
No estamos llamados a fracasar como seres humanos, así el mundo predique destrucción, avasallamiento e inmoralidad. Nuestra condición de personas, nuestras creencias, nuestras familias, nuestra patria, nos requieren y necesitan como seres libres, autónomos y con carácter para conquistar el mundo en el que estamos, el mundo del cual hacemos parte y ante todo para dejar huella en las generaciones futuras.
La existencia es una sola. El tiempo propicio es este. La vida y Dios nos puso justo en este siglo para dejar huellas, para que un día nos miremos todos con la satisfacción del deber cumplido, para que nos veamos ante nuestros hijos con la frente en alto y seamos ejemplo de vida para las futuras generaciones.