Colombia clama..."ÉTICA"


Escrito por:

Coronel. Mario Guatibonza Carreño.
Abogado Uniciencista.
Administrador de Empresas.
Especialista en seguridad ciudadana.


Son tan numerosos los casos de corrupción que siguen apareciendo y causando con ello una alta percepción de corrupción en todo el país, semejando al huracán que a medida que avanza, arrasa todo a su paso. En ella están involucrados no sólo políticos, sino también empresarios y particulares, razón por la cual es necesario rescatar una virtud tan esencial en cualquier sociedad, como lo es la Ética, la cual cultiva valores: honestidad, moralidad, dignidad, decencia y transparencia.

La corrupción se manifiesta por la práctica de antivalores tales como la deshonestidad, indecencia y falta de vergüenza; defectos que además de degradar al ser humano, obstaculizan el desarrollo económico y social de la nación. Lo grave es que personas sinvergüenzas ocupan cargos importantes del Estado, escudándose en la imagen de honorables. La corrupción hace mucho daño: crea desconfianza, incentiva nuevas conductas delictivas, desaparece los dineros del erario público, genera ineficiencia del estado, derroche de recursos y rompe los principios de legalidad, transparencia, decencia y moralidad.

Lo cierto es que estos hechos nos advierten que vivimos una cultura corrupta, la cual debemos atacar urgentemente. Muchos al llegar a ocupar cargos públicos omiten la Ética debida y de ahí que los resultados sean catastróficos para el país.

La Ética en la función pública es de suma trascendencia, por cuanto las tareas y actividades que realizan gobernantes y funcionarios están orientadas a buscar el bien común. Para que los gobiernos sean eficientes, imprescindiblemente, estos deben contar con personas decentes. En otras palabras, implica el ejercicio de la virtud como decía Aristóteles “No se enseña ética para saber qué es la virtud, sino para ser virtuosos.”

La ética busca cultivar los valores. Si bien es necesaria en cualquier disciplina, lo es aún más en la política y la administración pública, pues ambas actividades son responsables de conducir los asuntos del Estado. La ausencia de ética en los servidores públicos, es precisamente la razón para que muchos de ellos caigan en grandes escándalos de corrupción.

Los valores éticos se aprenden en el hogar los primeros años de la vida, tomando como modelo el ejemplo de los padres. Si estos son honestos y responsables, el niño desarrollará estos valores. Si los padres son deshonestos y ladrones, el niño tiende a reproducir ese modelo nefasto.

Nuestro compromiso para una Colombia mejor para todos, debe estar dirigido a contribuir en la germinación de una cultura ética en todos los escenarios de nuestra existencia: hogar, familia, trabajo, escuela, colegio, universidad, empresa, etc., haciendo de la ética un patrimonio nacional, hacia una nueva Colombia.

 

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